
El ámbito aragonés rinde un sentido homenaje a la memoria de Miguel Ángel Blanco este 10 de julio, con motivo del XXVIII aniversario de su trágico asesinato por parte de ETA.
Este homenaje, realizado en Zaragoza, ha reunido a diversas autoridades, entre las que destaca el presidente de la Comunidad Autónoma, Jorge Azcón. Durante su intervención, Azcón expresó su profunda preocupación al afirmar que parece "impensable" que el gobierno central establezca alianzas con aquellos que han sustentado las atrocidades del terrorismo.
El evento, organizado por el Ayuntamiento local, contó con la presencia de representantes de diversas entidades de víctimas del terrorismo, así como figuras políticas como la presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández, y la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, quien también se pronunció sobre la relevancia de recordar a Blanco.
En su discurso, Azcón manifestó su indignación ante el hecho de que el Gobierno español mantenga pactos con “los herederos de los que perpetuaron esta barbarie”. Aseguró que la normalización de esa ideología criminal resulta alarmante, pues permite que quienes antes eran considerados terroristas ahora estén en el poder en diversas instituciones.
El presidente aragonés hizo un llamado a la justicia para que se resuelvan más de 300 crímenes aún impunes de ETA, subrayando la importancia de tratar a las víctimas con dignidad y respeto. “No vamos a darles la espalda”, afirmó con determinación.
Azcón recordó que la única "culpa" de Miguel Ángel Blanco fue su dedicación a la defensa de la democracia y la libertad en el ámbito político. Su secuestro, mencionó, marcó un hito decisivo en la historia reciente de España.
El atentado contra Blanco no buscaba solo acabar con una vida, sino silenciar una voz. Sin embargo, la respuesta de la sociedad fue contundente, generando una ola de unidad y resistencia que desbordó el miedo y clamó por un “basta ya” ante la violencia.
El denominado "Espíritu de Ermua" emergió como un símbolo de la conciencia colectiva en la lucha contra el terror, transformando la forma en que la sociedad española y vasca se enfrentaba a la intimidación de ETA.
Este espíritu se proyectó como el comienzo del declive de la banda terrorista y se erigió en un estandarte de la lucha contra el odio, simbolizando el deseo de una sociedad que se negaba a rendirse.
La memoria de Miguel Ángel Blanco perdura en cada gesto que evoca dignidad y compromiso con la paz. “No olvidamos, porque recordar es un acto de resistencia”, concluyó Azcón, quien lamentó que muchos jóvenes ignoran el significado del Espíritu de Ermua, mientras que, por otro lado, se producen homenajes a los terroristas, un acto que calificó de repugnante.
La alcaldesa Chueca compartió los sentimientos de pérdida y dolor que se vivieron hace 28 años. Destacó que el secuestro y asesinato de Blanco fue un acontecimiento trágico que conmovió a toda España, enfatizando que no puede caer en el olvido, especialmente en un contexto donde se negocia con los defensores de ETA.
Chueca criticó abiertamente las acciones del Gobierno, señalando que se ha permitido establecer una narrativa que equipara a las víctimas con sus verdugos, y que está contribuyendo al olvido colectivo de aquellos que resistieron al terrorismo uniendo fuerzas.
Al mismo tiempo, exigió que se mantenga viva la memoria de Miguel Ángel Blanco y las demás 855 víctimas de ETA. Su legado, según las palabras de la alcaldesa, sigue siendo relevante, ya que el impacto del terrorismo aún se siente en la sociedad actual. “Hemos superado esta etapa oscura”, afirmó.
Por su parte, el portavoz del PP en el consistorio zaragozano, Ángel Lorén, subrayó la importancia de preservar el legado del Espíritu de Ermua como una defensa contra cualquier forma de blanqueamiento del terrorismo.
La portavoz municipal del PSOE, Lola Ranera, recordó cómo Ermua se convirtió en un símbolo de resistencia y valentía, destacando la respuesta unificada de la sociedad española ante el yugo de ETA. “Los hechos no deben ser olvidados, ni las atrocidades de los asesinos ni la inocencia de sus víctimas”, expresó con convicción.
Julio Calvo, portavoz de Vox, evocó a Miguel Ángel Blanco como un joven que, por su compromiso con la libertad, se convirtió en un héroe sin pretenderlo y un ejemplo ético que debemos buscar respetar en nuestras libertades actuales.
La concejal de Seguridad, Ruth Bravo, registró los detalles del secuestro de Blanco, recordando el dolor que causó a la sociedad y cómo esa experiencia forjó una respuesta cívica firme contra el terrorismo.
En resumen, el acto de homenaje a Miguel Ángel Blanco representa una oportunidad para reflexionar sobre el pasado, la lucha por la memoria y la dignidad de las víctimas, así como la necesidad de permanecer unidos frente a la violencia y el olvido.
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