
ZARAGOZA, 20 Jul. El proyecto Vacaciones en Paz, gestionado por las entidades Um-Draiga, Lestifta y Arapaz, ha traído a Zaragoza este verano a 120 niños y niñas saharauis procedentes de los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf (Argelia). La alcaldesa Natalia Chueca, junto con representantes del Gobierno y de los grupos municipales, ha recibido a catorce de ellos en el Consistorio zaragozano esta mañana.
Chueca ha agradecido a las familias su generosidad sin las cuales no sería posible el programa y ha transmitido el apoyo del Ayuntamiento a las oenegés. Les ha deseado que hagan buenos amigos y se lleven bonitos recuerdos. El salón de recepciones ha sido el escenario de este encuentro, un lugar reservado para personas importantes según la alcaldesa.
El pasado 7 de julio, estos 120 niños de entre 8 y 9 años llegaron a Zaragoza desde los campos de refugiados de Tindouf. Allí viven en condiciones muy difíciles. Desde entonces, están acogidos por 115 familias y disfrutan de los días de verano en la ciudad. El 80% de ellos repiten la experiencia, ya que participaron en el programa el año pasado.
Durante su estancia, los niños reciben reconocimientos médicos en colaboración con el Salud. Debido a una alimentación deficiente y a las malas condiciones de vida, muchos de ellos presentan problemas de vista y de oído. Además de alejarse de las duras condiciones de los campamentos de refugiados durante unos meses, las vacaciones en Zaragoza también les permiten mejorar su nivel de español, ya que es el segundo idioma oficial en las escuelas de los campamentos.
Vacaciones en Paz no solo mejora la calidad de vida de los niños, sino que también busca dar a conocer la historia del pueblo saharaui y sensibilizar a la población aragonesa sobre su situación. El Ayuntamiento de Zaragoza destina 30.000 euros a esta iniciativa.
El objetivo del proyecto es mejorar la salud de los niños saharauis a través de una mejor alimentación y revisiones médicas. También se les brinda la oportunidad de conocer realidades diferentes a las que viven en el desierto. En general, se pretende satisfacer las necesidades principales de estos menores durante su estancia lejos de los campamentos.
Además, el proyecto busca sensibilizar a la población aragonesa sobre esta realidad social y fomentar la creación de lazos afectivos entre las familias de acogida y las propias, así como con todas las personas que participan en el programa de manera directa o indirecta.
Desde marzo, las organizaciones llevan a cabo una campaña para buscar familias de acogida. Se utilizan carteles, notas de prensa y charlas en asociaciones de barrio y de diferentes localidades de la provincia. Se tienen en cuenta varios criterios para seleccionar a las familias, como la similitud de edades entre los niños y la disponibilidad de tiempo por parte de los padres.
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