El Museo de Huesca amplía su colección con una lápida romana y la obra 'La dormición de la Virgen María'.

HUESCA, 30 de julio. Este miércoles, el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Pedro Olloqui, junto a la alcaldesa de Huesca, Lorena Orduna, hicieron oficial la incorporación de dos importantes piezas a la colección permanente del Museo de Huesca. Se trata de una antigua lápida romana que data de hace casi 2.000 años y una tabla que ilustra 'La dormición de la Virgen María', parte del retablo destruido de Nuestra Señora de Baldós de Montañana.
Olloqui destacó la diversidad de estas dos obras, que representan tanto la riqueza arqueológica de la región como la herencia artística medieval. Además, subrayó el empeño del equipo del museo y del Ayuntamiento en proyectar la historia y cultura oscense al público.
La alcaldesa Orduna resaltó el valor especial de la lápida romana, que ofrece una ventana al pasado de Huesca, describiendo una ciudad vibrante de caminos empedrados, pozos de agua de calidad, templos y teatros, elementos que reflejan la prosperidad de esa época, evidenciada por el mármol de la pieza. “Preservar nuestra herencia cultural y nuestra historia es primordial”, recalcó.
Este descubrimiento se realizó durante trabajos de urbanización en el Coso Alto de Huesca, donde se halló una inscripción romana de alto valor histórico, que según los investigadores perteneció a un monumento funerario de hace casi dos mil años.
El momento del hallazgo se dio a finales de noviembre de 2024, cuando el arqueólogo Héctor Arcusa, al frente de las obras, encontró fragmentos de mármol blanco en una zanja destinada al saneamiento. Estas piezas estaban cubiertas por estratos medievales, ligados a lo que fue el antiguo foso de la ciudad.
La inscripción funeraria destaca por la calidad de su mármol y la precisión en la grabación de las letras, aunque se encontró incompleta. Está escrita en latín y fue erigida por una mujer llamada Sergia en homenaje a su yerno, un prominente personaje local, y a su hija, Cornelia.
El homenajeado, que ostentó el título de duunviro —similar a la figura del actual alcalde—, pertenecía a la tribu Galeria y muy probablemente también era un flamen, un sacerdote de culto público. Cornelia llevaba el cognomen Materna. Estos hallazgos permiten entender mejor la vida social y política de la antigua Osca, el nombre romano de Huesca.
Este descubrimiento corroboró la historia conocida sobre la romanización de Osca, que se integró en la tribu Galeria a finales del siglo I a.C. y se convirtió en un municipio. La repetición de apellidos como Aelius y Cornelius en otras inscripciones sugiere que el poder local estaba en manos de unas pocas familias, creando así una élite que dominó la política y la religión en los siglos I y II d.C.
Con esta nueva incorporación, el Museo de Huesca cuenta con valiosas inscripciones romanas, como las dedicadas a figuras como M. Marius Nepo, que resaltan la importancia de la ciudad durante la época imperial.
Después de su descubrimiento, la inscripción se restauró y se preparó para su exhibición en el museo. Este proceso incluyó una evaluación meticulosa de su estado, una documentación detallada y un análisis de su conservación, incluso enviando muestras a la Universidad de Zaragoza para determinar su origen geológico.
A pesar de estar fragmentada en ocho piezas, la conservación del mármol es satisfactoria, manteniendo una estructura compacta. Se notaron restos de tierra y contaminación superficial debido a su permanencia bajo tierra.
La restauración comenzó con una limpieza cuidadosa usando herramientas suaves y culminó con la unión de los fragmentos y la reintegración de los vacíos, siguiendo principios de mínima intervención y respeto por la obra original.
Además, en 2024, el Gobierno de Aragón destinó 147.070 euros a la adquisición de obras de arte, de los cuales 30.000 se invirtieron en la tabla de 'La dormición de la Virgen María', que enriquece la colección del museo y añade una nueva pieza de importancia histórica articulada en el estilo gótico hispano-flamenco.
Esta obra, que ilustra el momento de la dormición de la Virgen, forma parte de un retablo mayor en la Iglesia de Nuestra Señora de Baldós de Montañana, que fue desmembrado en 1928 y ahora se encuentra disperso, aunque el museo ya había adquirido otra tabla de este retablo en 2013.
El retablo, que estaba dedicado a María, ofrecía un vasto despliegue de la vida de la Virgen, convirtiéndose en un elemento central del presbiterio antes de su fragmentación y dispersión, un eco del pasado que el museo ahora se esfuerza por preservar y dar a conocer a las generaciones actuales y futuras.
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