La guerra civil española de 1936-1939 fue un conflicto que dividió a España en dos bandos: los republicanos y los nacionales. Dentro de los nacionales, había diferentes facciones, entre ellas los carlistas, que luchaban por restaurar la monarquía tradicional en España. Los carlistas, seguidores de Carlos de Borbón y Luisa de Borbón, se unieron a los franquistas en su lucha contra la Segunda República.
En diciembre de 1937, Teruel se convirtió en el escenario de una de las batallas más sangrientas de la guerra civil. Las fuerzas republicanas lanzaron una ofensiva para intentar recuperar la ciudad, que había caído en manos de los franquistas en 1936. Los carlistas, que formaban parte del ejército franquista, participaron activamente en la defensa de Teruel.
A pesar de la feroz resistencia de los defensores franquistas, las fuerzas republicanas lograron avanzar y tomar la ciudad de Teruel el 8 de enero de 1938. Los carlistas sufrieron grandes pérdidas en esta batalla, lo que debilitó considerablemente su posición en la guerra.
Tras la pérdida de Teruel, los carlistas se vieron obligados a replegarse y reorganizarse en otras zonas de España. Aunque continuaron luchando en la guerra civil, su papel ya no fue tan relevante como antes de la batalla de Teruel.
Después de la caída de Teruel, las fuerzas carlistas se retiraron hacia el norte de España, donde intentaron resistir los avances republicanos. Sin embargo, la derrota en Teruel había minado su moral y su capacidad de lucha, lo que les impidió recuperar terreno en el conflicto.
La guerra civil española llegó a su fin en abril de 1939, con la victoria de los franquistas y la instauración de la dictadura de Francisco Franco. A pesar de haber participado activamente en el conflicto, los carlistas no lograron alcanzar su objetivo de restaurar la monarquía tradicional en España.
La derrota de los carlistas en Teruel marcó un punto de inflexión en su participación en la guerra civil española. A partir de ese momento, su influencia y poder de lucha fueron disminuyendo, hasta quedar en un segundo plano en el conflicto. A pesar de su valentía y determinación, los carlistas no lograron superar la pérdida de Teruel y enfrentaron numerosas dificultades en el resto de la contienda.