El Reino de Aragón, situado en el noreste de la península ibérica, tiene sus inicios en la Edad Antigua. Durante este período, la región estuvo habitada por diversas tribus celtas y por los íberos, pueblos que dejaron su huella en la cultura y la historia aragonesa.
Con la llegada de los romanos a la península ibérica en el siglo III a.C., Aragón fue incorporado al Imperio Romano y comenzó un proceso de romanización que transformó la sociedad y la economía de la región. Las ciudades como Caesar Augusta (la actual Zaragoza) se convirtieron en importantes centros urbanos y administrativos, mientras que las vías romanas facilitaron el comercio y la comunicación.
Tras la caída del Imperio Romano en el siglo V, Aragón fue invadido por los pueblos germánicos, entre ellos los visigodos. Estos últimos establecieron su reino en la península ibérica y dejaron su huella en la cultura y la organización política de la región. La influencia visigoda se puede observar en la arquitectura, la religión y las leyes.
Tras la unión de los condados de Aragón y Barcelona en el siglo XII, se creó el Reino de Aragón, una entidad política que se expandió por la península ibérica y el Mediterráneo occidental. Durante los siglos siguientes, la corona de Aragón consolidó su poder y se convirtió en una potencia regional.
La dinastía de los Trastámara fue una de las más importantes en la historia de Aragón. Reyes como Alfonso II, Pedro III y Jaime I conquistaron nuevos territorios, fomentaron el comercio y la cultura, y promovieron la convivencia entre diferentes religiones y culturas.
En los siglos XV y XVI, la corona de Aragón vivió un período de esplendor. Durante el reinado de Fernando el Católico y de su esposa, Isabel la Católica, se completó la reconquista de Granada y se abrió la ruta hacia América. Además, la unión de la corona de Aragón con la de Castilla dio origen a lo que hoy conocemos como España.
La Corona de Aragón dejó un legado cultural e histórico que perdura hasta nuestros días. La arquitectura gótica de la Catedral de Santa María de Huesca, la pintura renacentista de Jerónimo Cosida, o la literatura de Ausiàs March son solo algunos ejemplos de la riqueza cultural de la región.
En conclusión, el Reino de Aragón fue un importante actor en la historia de la península ibérica y de Europa durante la Edad Antigua. Su consolidación como corona y su legado cultural han marcado la identidad de la región y han dejado una huella imborrable en la historia de Aragón.