La Dictadura de Primo de Rivera en Aragón fue un periodo marcado por la represión y el autoritarismo en la región. Para entender este periodo, es importante analizar los antecedentes históricos que llevaron a la instauración de esta dictadura en Aragón. Durante la Primera Guerra Mundial, España experimentó una crisis económica y social que se agudizó con la llegada de la pandemia de la gripe de 1918. Estos eventos marcaron un antes y un después en la historia del país y crearon un clima de inestabilidad que propició la llegada de dictaduras como la de Primo de Rivera.
En septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado que puso fin a la Monarquía de Alfonso XIII y estableció una dictadura militar en España. Primo de Rivera se presentó como un hombre fuerte que podía poner orden en el caos que vivía el país en aquel momento. En Aragón, la llegada de Primo de Rivera fue recibida con cierto alivio por parte de una población cansada de la inestabilidad política y social que se vivía en la región.
Una de las características más notables de la Dictadura de Primo de Rivera en Aragón fue la represión sistemática de cualquier forma de oposición al régimen. Se estableció un régimen autoritario que silenciaba a los críticos y perseguía a los opositores políticos. En Aragón, esta represión se intensificó con la implantación de leyes y decretos que limitaban las libertades individuales y colectivas de la población.
Además de la represión, la Dictadura de Primo de Rivera en Aragón se caracterizó por un marcado autoritarismo que se reflejaba en todas las esferas de la vida cotidiana. El régimen controlaba las instituciones, la economía y la cultura, imponiendo su visión del mundo a la sociedad aragonesa. La censura y la vigilancia eran constantes, y cualquier muestra de disidencia era duramente castigada.
En resumen, la Dictadura de Primo de Rivera en Aragón fue un periodo de represión y autoritarismo que marcó a la región durante los años que estuvo en el poder. Esta dictadura dejó una profunda huella en la sociedad aragonesa y en su historia, que todavía se hace sentir en la actualidad.