24h Aragón.

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Un padre de Teruel sentenciado a siete años y medio de prisión por abuso sexual de su hija.

Un padre de Teruel sentenciado a siete años y medio de prisión por abuso sexual de su hija.

En Teruel, el 20 de diciembre, ha salido a la luz una sentencia que refleja no solo la gravedad de los delitos sexuales, sino también la imperiosa necesidad de proteger a las víctimas y establecer condenas contundentes en su defensa. La Audiencia Provincial de Teruel ha impuesto una pena de siete años y medio de prisión a un hombre por haber cometido agresiones sexuales de forma continuada contra su propia hija, quien en ese momento contaba con solo 16 años, en un pequeño pueblo de la provincia.

La sentencia es aún más severa, ya que el tribunal ha decidido privarle de la patria potestad durante seis años y ha estipulado una inhabilitación especial que le impide trabajar en cualquier ocupación que implique un contacto directo con menores durante un total de 12 años. Además, se establece una prohibición para acercarse a la víctima a menos de 300 metros o comunicarse con ella por un período de diez años, junto a una indemnización de 8.000 euros por los daños y perjuicios ocasionados.

Las acciones legales han estado respaldadas tanto por la Fiscalía como por la acusación particular, que es ejercida por el Gobierno de Aragón, en calidad de tutor legal de la menor. Ambas partes habían solicitado una condena aún más severa, de hasta 12 años de cárcel, además de medidas de libertad vigilada y la privación de la patria potestad, reconociendo la complejidad y la gravedad del caso que involucra la confianza familiar traicionada.

Los hechos probados por el tribunal revelan un patrón de abusos que comenzó cuando la menor contaba con apenas seis años, tras la muerte de su madre. Durante estos años, el padre, de nacionalidad marroquí y residente en la misma localidad, llevó a cabo múltiples actos de índole sexual en diversas estancias del hogar familiar, desde el salón hasta el dormitorio.

La naturaleza de estos abusos fue variada e incluyó situaciones perturbadoras en las que implicaba tanto a su hija como a sí mismo. Al inicio, la menor no se opuso, pero, al llegar a los diez años, comenzó a sentirse incómoda, manifestando su deseo de que su padre cesara en su comportamiento. Esta resistencia marcó un antes y un después en su relación.

La sentencia también destaca los efectos devastadores que los abusos tuvieron en la salud mental de la menor, quien desarrolló trastornos de ansiedad y depresión, llegando incluso a autolesionarse. La situación se tornó tan grave que el 25 de febrero de 2023 se dictó una orden de alejamiento, lo que a su vez condujo al Gobierno de Aragón a asumir la tutela de la joven.

Durante el juicio, el padre negó enérgicamente las acusaciones, argumentando que siempre había mantenido una buena relación con su hija. No obstante, sus explicaciones fueron cuestionadas por los testimonios y evidencias recogidas. A medida que pasaron los años, los abusos se redujeron, en parte porque la joven intentaba evitar estar a solas con él, lo que pone de manifiesto su intento por buscar un entorno más seguro.

El momento decisivo ocurrió en febrero de 2023, cuando, temerosa de que los abusos pudieran repetirse tras el regreso del padre de Marruecos, la joven se abrió a sus hermanos sobre su sufrimiento. Poco después, se dirigió a su tutor y finalmente interpuso una denuncia formal.

Las magistradas que compusieron el tribunal otorgaron plena credibilidad al relato de la víctima. Afirmaron no haber encontrado indicios que sugirieran un motivo espurio para su denuncia y destacaron la consistencia y coherencia en sus declaraciones, que estaban plenas de detalles acordes a su edad y a lo vivido.

Importantes hallazgos del informe pericial también respaldaron la credibilidad de la joven, enfatizando su relato sobre los abusos continuados como "muy probablemente creíble", lo que indica una alta posibilidad de veracidad. Este tipo de tasas son fundamentales en el ámbito judicial para respaldar las denuncias de abuso sexual.

La declaración del profesor y tutor de la menor aportó una visión integral de su estado emocional. Confirmó que la joven había experimentado ansiedad, insomnio y falta de apetito en los meses previos a su denuncia, lo que indica un deterioro evidente en su bienestar emocional.

Finalmente, la hermana mayor de la víctima, quien también acudió con ella a presentar la denuncia ante la Guardia Civil, añadió un importante testimonio, expresando su apoyo a su hermana a pesar de querer a su padre. Su observación sobre el cambio en el comportamiento del padre tras quedar viudo, sugiriendo problemas de alcoholismo, contribuye a entender el contexto familiar que pudo haber influido en las dinámicas abusivas.