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Multitudes celebran el solsticio de invierno en la Calle Mayor de Zaragoza.

Multitudes celebran el solsticio de invierno en la Calle Mayor de Zaragoza.

En un cálido abrazo de tradición y comunidad, cientos de ciudadanos se han reunido este sábado en Zaragoza para celebrar el majestuoso fenómeno del solsticio de invierno. Esta jornada se ha convertido en un ritual que atrae cada año a un número creciente de personas, quienes se disponen en la calle Mayor para rendir homenaje al sol en un momento de contemplación colectiva.

La celebración no solo tiene un significado espiritual, sino que también evoca un importante hecho histórico relacionado con la antigua Caesaraugusta, la célebre fundación romana de la ciudad. Este acontecimiento se encuentra enmarcado por un evento astronómico singular: la alineación de los rayos del sol con la calle Mayor de Zaragoza, un fenómeno que se produce en un momento muy preciso que perdura a lo largo de los siglos.

Por este motivo, los museos de la Ruta Caesaraugusta han convocado una vez más a los ciudadanos en el cruce del cardo y el decúmano máximo, es decir, en la intersección de la calle Don Jaime con la calle Mayor. Así, los participantes pueden asistir al mágico espectáculo en el que los rayos del sol se alinean perfectamente con la dirección este de la antigua ciudad romana.

Cuando los romanos construyeron Caesaraugusta hace más de dos mil años, no lo hicieron al azar; tenían en mente una conexión con los astros. A través del ingenioso uso de las sombras, determinaron la localización precisa donde este fenómeno cósmico pudiera darse, simbolizando la fecundidad de la tierra a través de la luz solar. Este meticuloso diseño dio origen a las arterias principales de la ciudad: el cardo máximo y el decumano máximo, que serían el corazón de la estructura urbana.

Durante el tiempo de espera, el reconocido arqueólogo Néstor Marqués, experto en la antigua Roma y creador del perfil 'Antigua Roma al día', ha compartido con los asistentes la fascinante ceremonia romana que marcaba la creación de nuevas ciudades. Desde el augur, sacerdote encargado de interpretar los presagios divinos, hasta el uso de un arado tirado por bueyes para demarcar el perímetro de la ciudad, cada detalle revela la rica tradición detrás de estos actos.

La actividad continuó en el Museo del Teatro con una interesante charla titulada 'El solsticio de invierno: los romanos y los cristianos', impartida por Guillermo Fatás, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Zaragoza. Durante su exposición, Fatás reveló cómo las civilizaciones antiguas lograron perfeccionar la medición del tiempo, utilizando la observación de las estrellas y de su entorno natural como herramientas fundamentales.

La jornada se cerrará por la mañana con la grabación en vivo del podcast 'Historias Romanas', a cargo de Néstor Marqués, quien a partir de las 11:30 horas abordará un vital episodio de la historia: las guerras cántabras, que culminaron la conquista romana de la península ibérica y que involucraron a las legiones que fundaron Caesaraugusta. La participación en este último capítulo es libre hasta que se alcance el aforo disponible.

Adicionalmente, este viernes Marqués presentó en el Museo del Teatro su libro 'La Roma de Constantino', coautorado con Pablo Aparicio. La obra, ricamente ilustrada, se adentra en la figura del último gran emperador de Roma, conocido como 'el Grande'. En sus páginas, se examina el camino que llevó a Constantino a desmantelar la Tetrarquía para gobernar en solitario, priorizando la fe cristiana sobre los cultos tradicionales.

La profunda conexión entre los nombres oficiales y las creencias romanas invita a reflexionar sobre la fecha de la fundación de César Augusta, que podría haber coincidido con un momento significativo en la vida de Augusto, como su quincuagésimo cumpleaños. Las teorías apuntan a días como el 23 de septiembre del 13 a.C. o el 23 de diciembre del 14 a.C., fechas que corresponderían con eventos astronómicos importantes en la religión romana.

Otro punto relevante es que la orientación técnica de los ejes de la ciudad debía estar en armonía con el cosmos, lo cual se lograba en el solsticio de invierno, marcando una desviación de 13 grados con respecto al Norte astronómico. Esta atención al detalle en el trazado urbano refleja la sofisticación del planeamiento romano.

Finalmente, el plano de la colonia se asemejaba al de un campamento militar, siguiendo el trazado hipodámico, el cual se caracteriza por calles perpendiculares y paralelas. En la antigua Roma, las vías principales se organizaban en dos ejes perpendiculares entre sí: el cardo máximo, que se extendía de norte a sur, y el decumano máximo, de este a oeste. Las restantes calles surgían paralelas a estos dos ejes, creando una red ortogonal bien definida en la estructura de la ciudad.

Este legado se refleja en la traza del Decumano máximo de Caesar Augusta, que, según la tradición, se orientó hacia el sol naciente y poniente en el día de su fundación, el 23 de diciembre del año 14 a.C. A su vez, el Cardo máximo se estableció con un claro eje norte-sur, siguiendo los preceptos de la arquitectura romana.