La Guerra de Sucesión Española fue un conflicto que tuvo lugar entre los años 1701 y 1714, y que enfrentó a dos candidatos al trono español: el archiduque Carlos de Austria, apoyado por la Casa de Habsburgo, y Felipe V de Borbón, apoyado por la Casa de Borbón. La muerte sin descendencia del rey Carlos II de España en 1700 desencadenó una lucha por la sucesión al trono, que involucró a las principales potencias europeas de la época.
Cataluña jugó un papel crucial en la Guerra de Sucesión Española. La región, que había gozado de cierta autonomía durante el reinado de los Austrias, se vio afectada por las políticas centralizadoras de los Borbones. El apoyo inicial de Cataluña al archiduque Carlos se debió en parte a la defensa de sus privilegios tradicionales frente a las pretensiones centralizadoras de Felipe V.
Uno de los momentos más trágicos de la Guerra de Sucesión Española fue la caída de Barcelona en 1714. La ciudad resistió durante más de un año el asedio de las tropas borbónicas, pero finalmente se vio obligada a rendirse. La caída de Barcelona marcó el fin de la resistencia catalana y el inicio de un periodo de represión por parte de las autoridades borbónicas.
Antes de la caída de Barcelona, las tropas borbónicas avanzaron por Cataluña, tomando diversas poblaciones y sometiendo a la población civil a duras condiciones. El asedio de la ciudad condal fue largo y duro, con escasez de alimentos y suministros, lo que debilitó la resistencia de los defensores catalanes.
El 11 de septiembre de 1714, las tropas borbónicas entraron finalmente en Barcelona, poniendo fin a la resistencia catalana. La ciudad fue saqueada y se impusieron duras represalias contra los líderes del movimiento independentista. Barcelona se convirtió en un símbolo de la derrota de Cataluña y el comienzo de un periodo de centralización y represión por parte de las autoridades borbónicas.
La rendición de Barcelona y la posterior represión en Cataluña tuvieron importantes consecuencias políticas, sociales y culturales. La autonomía de la región fue suprimida y se impuso un régimen centralista que perduró durante siglos. Muchos catalanes huyeron al exilio, mientras que otros permanecieron en la región sometidos a duras restricciones.
La Guerra de Sucesión Española ha sido objeto de debate entre historiadores, que han analizado las causas, el desarrollo y las consecuencias del conflicto. Algunos han destacado la importancia de la lucha por el control de los territorios de la Monarquía Hispánica, mientras que otros han subrayado la dimensión política e ideológica del conflicto.
En cualquier caso, la caída de Barcelona y la rendición de Cataluña marcaron un punto de inflexión en la historia de España y de Europa, con consecuencias que perduraron durante siglos.