En Novallas, una pequeña localidad de Zaragoza, se celebra el Encierro Andando, una Fiesta de Interés Turístico de Aragón, en la que una docena de reses, entre toros y mansos, son conducidas desde un campo hasta el casco urbano del pueblo por pastores. A su llegada, se producen las emocionantes carreras de quienes corren delante de los imponentes animales.
Esta tradición, que data desde el siglo XIX, ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón en el año 2000. Se destaca su carácter tradicional, su antigüedad y continuidad a través del tiempo, así como la originalidad y diversidad de sus actos, convirtiéndose en un fenómeno turístico que atrae a numerosos visitantes cada año.
Este Encierro Andando forma parte de las fiestas de la Cruz, que se celebran en Novallas del 13 al 18 de septiembre. La noche previa a la carrera, los vecinos se reúnen en torno a las peñas para preparar la salida al campo, que se realiza de madrugada.
A las 08.00 horas del día 15, las reses comienzan su desplazamiento hacia el pueblo, acompañadas por cabestros, jinetes y corredores. Durante unas dos horas, recorren las calles entre el campo y el casco urbano de Novallas, atrayendo las miradas de los espectadores y generando una atmósfera emocionante en la localidad.
Al llegar a la entrada de la localidad, se interrumpe la circulación para permitir el paso de los toros, y se retoma una vez que han cruzado. El encierro culmina en la plaza San Antón, donde las reses son recogidas y la emoción del evento se disipa.
Esta tradición tiene sus raíces en el transporte de las reses bravas desde la zona de Tudela hasta los municipios cercanos. A lo largo de los años, el Encierro Andando se ha convertido en una tradición arraigada en Novallas, que se interrumpió temporalmente entre 1956 y 1983, cuando se recuperó como una festividad emblemática para la localidad y sus habitantes.
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